«Hablamos con Natalia Ferri: más de 20 años haciendo de su trabajo una vocación, consiguiendo así ser una de las Abogadas de Familia con mejor reputación»

Empecé en el año 2003, justo al acabar la carrera. A partir de allí conocí diferentes ramas del derecho y empecé a enfocarme en las personas, en las relaciones, en la importancia del conflicto y la búsqueda de alternativas para su reparación. Esto me llevó a estudiar un máster de mediación y otro de psicología, concretamente de Análisis Transaccional de Eric Berne.

Entender mejor a las personas, sus conflictos e intereses, amplía el espectro de alternativas de solución para abordar los asuntos más complicados en un divorcio o separación.

Me dedico al Derecho de familia, acompañado a mis clientas y clientes en ese momento tan delicado, tanto más cuando hay menores involucrados. Estudiamos el tipo de guarda y custodia más adecuada para cada tipo de situación, ya sea compartida o unilateral; redactamos convenios de separación o divorcio que sean trajes a medida de la situación ante la que nos encontramos, y, si debemos acudir a juicio lo hacemos con toda la experiencia y prueba necesaria para que el resultado sea favorable.

El Derecho de familia evoluciona con rapidez. Cada vez existen más familias diversas, incluyendo elementos internacionales y extendiéndose más allá de los progenitores para incorporar abuelos, tíos, tías y mascotas. Esta diversidad subraya la importancia crucial de mantenerse actualizados en todos los aspectos de la especialización.

La mayoría de los clientes y clientas que llegan al despacho son personas que están en un momento muy delicado de su vida. Te hacen partícipe de una historia muy importante y esperan ser atendidos con toda tu presencia, sin nada que pueda alterar esa pequeña confesión. Las emociones y las dudas son una parte muy importante de este tipo de procedimientos y no pueden dejarse de lado, hay que saber cómo gestionarlas con claridad, seguridad y cercanía.

Mi marca personal es el acompañamiento íntegro, ayudando a tomar las decisiones no desde el enfado o la culpa (sentimientos muy comunes en los procedimientos de este tipo que nos llevarían a ser demasiado rígidos o flexibles) sino desde la calma, y el adulto y adulta que todos llevamos dentro. Siempre desde un enfoque honesto y esperanzador generando seguridad y apoyo.

Cuando tu trabajo es tu vocación, se nota, tomas cada caso como único e irrepetible y el cliente lo siente. Ese es el secreto de mi éxito, siendo una de las abogadas de familia mejor valoradas.

La satisfacción de mis clientes y clientas radica en la confianza, empatía, trato humano, compromiso y apoyo que brindamos, esenciales para cualquier persona durante un momento crucial de cambio en su vida.

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